viernes, 15 de enero de 2010

Claves para resolver conflictos

Los conflictos son una parte inevitable de la vida. Ya que fuimos hechos diferentes, pues tenemos diferentes creencias, percepciones distintitas y disimiles maneras de analizar situaciones y resolver problemas. Todo esto nos lleva a conflictos de diferentes magnitudes. Por lo anterior, es conveniente que tengamos en nuestro bagaje de herramientas para mejores relaciones humanas algunas habilidades de solución de conflictos.
1. DISTINGUIR LOS HECHOS DE LAS SUPOSICIONES. Pensamos que la visión propia del mundo es la correcta, y la única válida.
Reconoce que solo tienes una parte de la verdad. Al momento del conflicto, trata de abstraer que es lo que sucede, cuál es tu visión de lo sucedido, y cuál puede ser la visión de la otra persona. Esto ayuda a liberarte de tu apego a tu “dueñez” de tu perspectiva personal. Cuando estamos en desacuerdo con alguien, elaboramos no solo sobre lo que sucedió, sino que además emitimos juicios acerca de la situación y la otra persona, los sentimientos y emociones que nos provoca y la versión de que significa todo esto. Hazte cargo de tus emociones y sentimientos. No es la otra persona la que t hace sentir de cierta manera. La otra persona hizo lo que hizo. Tú decides como reaccionar. Tú diste a la situación un significado propio, y has llegado a tus propias conclusiones. Analiza si estas representan un patrón similar en tu vida.

2. DISTINGUIR ENTRE MOTIVOS Y EMOCIONESComúnmente asumimos que sabemos que es lo que la otra persona quiere hacernos.
Lo único que realmente podemos ver, es el comportamiento, o conducta, de la otra persona. Reconoce que tal vez no quiso faltarte al respeto (o lastimarte, o ignorarte, o controlarte). También reconoce que tu eres el perpetrador, aunque tu motivo haya sido por demás inocente, eso no niega las emociones que hayas causado en el otro.

3. CONVERTIR LAS QUEJAS EN PETICIONES Imagina que cualquier queja (tuya o de alguien más) es realmente una petición que atender. Cuando estamos en situaciones que no nos gustan y sentimos disminuido nuestra posición, tenemos a quejarnos y a culpar. La próxima vez que te sorprendas quejándote, detente y pregúntate "Si en este momento algo pudiera ser diferente, y yo quisiera que lo fuera, ¿qué sería?" y entonces, ¡pídelo! Haz la petición a quien tenga el poder para darte eso que necesitas. Seguir quejándote no resuelva nada en tu vida, solo te amargas, y enseguida, tal vez inconscientemente, intentes amargar a los demás.
4. PARTE DE DONDE ESTÁSAlgunas veces, sabes exactamente qué es lo que quieres decir, solo que las palabras se atascan y quedan pegadas en tu garganta.
Hay, tal vez, un claro mensaje que entregar, mas dudas en darlo fuerte y claro, por temor a la posible reacción de quien te escucha. En esos momentos, empieza en donde te quedaste. Puedes reiniciar el diálogo con algo como “Me gustaría decirte algo, solo que temo que yo… o que tu…”. Te sorprenderás del impacto que causa el compartir tu vulnerabilidad en la receptividad de la otra persona. Y te sorprenderás de lo fácil que ahora saldrá ese mensaje que tienes que entregar.

5) HAZTE RESPONSABLE DE TU CONTRIBUCIÓN, TU PAPEL O TU INFLUENCIA. Reconoce que tienes algo que ver con que el problema continúe. Generalmente, esto es difícil de aceptar.es mucho más fácil culpar a alguien por tus problemas. Es el síndrome de “Fue aquel idiota”, “Si tan solo hubiera…”. El caso es que el hubiera NO existe. Así que agarra el toro por los cuernos, YA.
6) PERDONATE Y HAZTE UN BSEQUIO Perdonar no es condonar, o siquiera aceptar.
Perdonar a alguien en lo profundo de tu corazón solo aumenta tu agonía. Mantener ese estado en que te sientes lastimado u ofendido no arregla nada. Es necesario que des el siguiente paso, y dejes ir el evento o suceso. Solo dejar ir el dolor, lo alivia.

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