Las creencias, dentro de la ´”Pirámide de Niveles Lógicos de Vida” -que analizamos y aprendemos a aplicar con profundidad en mis talleres de potencial humano- están ubicadas, junto con los valores, entre el nivel de la identidad y el nivel de las capacidades, habilidades y competencias. Las creencias son una fuerza muy poderosa que llena de energía, o se la quita, a nuestras acciones. Dicho de otra manera, las energías nos dan recursos para alcanzar nuestras metas, o nos limitan para alcanzarlas. Las creencias son tan poderosas que pueden afectar nuestra salud, en un sentido o en otro, pregúntale a los hipocondríacos, o a quienes viven la “remisión” de una enfermedad terminal. Y las creencias se modifican; son diferentes mis creencias de niño de la primaria, a mis creencias de adulto responsable de una familia. Cambian con las etapas y los contextos. Las creencias son paradigmas. Y los paradigmas hay que adecuarlos a la realidad cambiante. Y cuando doy nacimiento a un nuevo paradigma para reemplazar a otro, al mismo tiempo estoy preparando su fin.
Y bueno, dentro del sistema de creencias con que trabajo, tengo algunas que generan mucha energía, y la energía es lo que necesitamos para movernos, ya que el movimiento se demuestra andando.
Ahora te comparto algunas de ellas, recordándote que mis escritos los redacto en primera persona, pues es el estilo que te facilita la “toma de consciencia” de estos conceptos (desde luego, si están de acuerdo con tus propias creencias y valores). Van:
Todo está relacionado:
Todo en el universo está relacionado. Pienso en esto: tomo cualquiera de tus átomos, y que conforme voy viendo los diferentes elementos, estoy pasando entre un nivel y otro. Pienso ahora que ese átomo es parte de una molécula, que forma parte de una fibra, que es parte de un tejido, el cual es parte de un sistema, que forma parte de mi cuerpo, que es un cuerpo que vive en una comunidad, dentro de un país, el cual forma parte de un continente, y mientras sigo ascendiendo, veo que todo está dentro de un planeta, que ¿por qué no puede ser que sea un átomo de un sistema u organismo mucho mayor? Por lo tanto, aprecio que todos somos parte un sistema mayor, por lo que puedo tratar a los demás como parte de mí mismo. También creo que ninguna entidad es superior a otra; cada piedra, cada planta, cada insecto o animal así como cada humano, con los que me topo en mi camino, tienen algo que aportarme y algo que tomar de mí. La energía fluye:
El universo está compuesto de energía, la cual fluye entre todo y entre todos. La energía está ahí, y yo le doy dirección. Bien canalizada me da fluidez y creatividad; mal dirigida, o bloqueada, trabaja (nunca deja de trabajar en alguna dirección) contra mí. Sé como canalizarla, pues la percibo y la siento. Tengo mi propia referencia de cómo la he manejado en el pasado, y sabiendo donde enfocar mi atención, se donde enfocar mi energía, pues esta sigue a la anterior. Soy Espíritu, Mente y Cuerpo:
Soy un ser espiritual, en un cuerpo físico, y tengo la capacidad de utilizar todos mis recursos para vivir mi vida. Elijo vivir y convivir con las tres, pues el Espíritu Es, la Mente Hace y el cuerpo Tiene, y los 3 son importantes. Mis sentimientos están en el Espíritu, mis ideas en mi Mente y mis emociones en el Cuerpo. El balance es lo que utilizo para vivir con las tres, eligiendo a cual darle prioridad de acuerdo a cada momento, circunstancia y etapa de mi vida. Las creencias crean:
El cómo percibo el universo, está condicionado por mis creencias. Si deseo tener éxito en lo que emprendo, he de creer en mis habilidades y mis capacidades. Y más creeré en ellas mientras más pruebas tengo de sus resultados. Estas pruebas pueden ser de una sola, aunque fuerte manifestación, o de constante repetición. Si creo que algo sucederá, y lo deseo con toda pasión, ello sucederá. Creo que se manifestará en la forma más adecuada para mis necesidades, aunque sea diferente de cómo lo hubiera pensado, pues el universo se encarga de convertir mis creencias en realidad.
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