Para alcanzar nuestros objetivos una opción que te recomiendo es hacer planes, entendiendo que en el trayecto las circunstancias pueden llevarnos a hacer ajustes ligeros, conservando presente el “Plan Mayor”. Dentro de nuestros planes de vida, el buen manejo de las finanzas personales tiene una importancia relevante ya que nos permite valorar riesgos y ventajas con suficiente previsión y tiempo, ubicándonos con claridad en las 3 etapas de la construcción de la independencia financiera: Protección, Acumulación y Retiro.
Para empezar, lo primero es medir nuestras propias fuerzas y áreas débiles. En otras palabras, cuáles son nuestras fuentes de ingresos, cuáles son nuestros gastos, nuestras obligaciones y cuando debemos cubrirlos. En la parte de nuestras obligaciones, es fundamental que incluyamos la obligación MAS GRANDE que tenemos. Me refiero al compromiso que tenemos con nosotros mismos de proveernos de recursos para nuestro futuro retiro, ya que la única persona que tiene la obligación de cuidarnos en nuestra vejez, desde el punto de vista del dinero, somos nosotros mismos. Si queda claro, ¿verdad?
Por supuesto que estamos hablando de compromiso, y el mejor compromiso y regalo que te puedes hacer, y hacerle a esa persona con que decidiste pasar el resto de tu vida (y si no llegan juntos a esa etapa, como quiera reunirás un buen dinero) es apartar dinero de manera constante, continua y permanente –que en algunas culturas lejanas y extrañas a nosotros les llaman AHORRO- para que empieces a hacer una base que te permita hacer lo mejor que puedas para pasar lo mejor posible. Repito, el AHORRO (yo no lo había hecho, mas ahora tengo urgencia de hacerlo, y de compartir este concepto contigo) se pone dentro del campo de OBLIGACIONES, y se pone la fecha (semanal, quincenal o mensual) para apartarse, guardarla y olvidarse de ese dinero por lo pronto y mientras el empieza a trabajar para ti, claro. Una vez más, el ahorro no es dinero que sobra del mes. El ahorro es dinero que se aparta desde un principio. Si sobra dinero al fin del mes, pues podrás elegir, por ejemplo, entre ir al cine un fin de semana, o ir el miércoles (2X1!) o rentar una película y verla en casita.
Conoce más sobre tus hábitos de consumo y cambia los hábitos financieros que no te llevan a cumplir con tus metas mayores. Identifica los hábitos de consumo que más te cuestan, como el fumar, pagar tarde y con recargos, tomar baños demasiado largos, rentar películas que no ves o todo lo que se te ocurra y elimínalos.
También considera que hacer con tus prioridades mayores:
Deudas y gastos urgentes - Unos ejemplos serían: Renegociar mis pagos mensuales con el banco para saldar mis deudas con las tarjetas de crédito. Pagar puntualmente más del mínimo mensual para evitar recargos y saldar con prontitud mi deuda. Cancelar las tarjetas que no uso. Revisar y liquidar primero las deudas que cobran el interés más alto.
Cantidad de ahorro – Aquí puedes tener propósitos como: Comprar una lavadora, una TV de plasma, pintar la sala. Aunque en el caso de las finanzas de largo plazo, sería más importante que te propusieras abrir una cuenta de ahorro para el retiro, revisar tu Afore o contratar algún tipo de seguro de gastos médicos –o quitarle es tope si tienes uno en tu empleo- o para la educación de los hijos (sobre todo si son menores de 10 años, ya que además están cubiertos en caso de que faltes), o para el auto o la casa.
Si ya posees un pequeño ahorro, es una buena idea pensar en invertir para que ese ahorro crezca. Busca instrumentos que garanticen un rendimiento por arriba de la inflación, que paguen rendimientos reales y ofrezcan disponibilidad diaria.
Ten presente que el ahorro y la inversión son claves para alcanzar nuestras metas, y ahora lo más importante ¡ES SABER QUE TU FUTURO ESTA EN TUS MANOS!
Muy buenas observaciones y tácticas para evitar que el estrés llegue a un nivel no deseado, en realidad estas prácticas son las que acaban con nuestros proyectos, sobre todo las tarjetas que no usas, es tirar el dinero.
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