El cambio verdadero es interior
La humanidad da gran valor a las reflexiones y las opiniones de aquellos a quienes considera sabios en algún tema. Hoy, hay personas, a quienes llamamos mentores, tutores o consultores. Gente que facilita el desarrollo del potencial humano. Gente que guía la evolución de la conciencia, personas que perciben los procesos de cambio y caos, de las personas y desde los grupos, desde afuera.
Esta evolución ha venido desde aquellos días en que se descubrió el fuego –incluso antes-. Hemos visto muchísimas cosas en el camino, y hoy estamos más cerca del fin de una era y el inicio de una próxima. ¿Quiénes pasarán al siguiente nivel? No sé, no hay parámetros que nos den idea. Lo que si podemos hacer, es hacer lo mejor que podamos cada día, y desde luego, abrir ojos y oídos a gente con pensamiento de vanguardia, que pueda atisbar el horizonte y nos comparta cuales son los escenarios que percibe más adelante.
Por mi lado, y desde luego sin pretender estar a las alturas de las personas que se dedican a pensar de tiempo completo, he pensado si al final de los días no regresaremos a esos estados que supuestamente tuvieron nuestros antepasados, en que tenían capacidades para comunicarse, ver y prever, con el adecuado uso de sus mentes. De hecho, las herramientas de comunicación y las computadoras, ¿no son cada día más pequeñas, dándonos más y más posibilidades de seguir enlazados a los demás, mientras así lo deseemos y con toda transportabilidad? Entonces, ¿cuál sería el siguiente paso lógico en esa dirección? ¿No sería hacer lo mismo, sólo que sin aparatos externos a nuestras personas? Cada vez estamos más cerca de esas respuestas a nivel masivo…
Bueno, adonde quiero llegar en esta ocasión, es a que pensemos en la utilidad de trabajar nuestros diseños de vida con un asesor o un experto (por saber diseñar, y por haber vivido los procesos) pues finalmente, quien ya transitó por el camino, sabrá donde están los recovecos de la vía, los puntos de amenaza, y los espacios de refugio.
¿Cómo se dan estos procesos, o como yo les llamo, “pedazos del camino que recorremos juntos”? Pues funciona teniendo una persona que elige estar, y seguir, atada a creencias o paradigmas o programaciones a las que ha sido condicionado desde sus etapas de crecimiento. Es esta una persona que también trae miedos ¿alguien no los trae en su valija? Y pues esos miedos, tienen una función, una utilidad, que es la de preservarnos, aunque llega el momento de preguntarnos si esos miedos –o lazos fuertísimos con el pasado- ¿siguen vigentes en nuestras vidas? ¿Qué pasa si nos asomamos a ver si el “coco” ya se fue? ¿Qué pasa si nos damos cuenta de que no existía tal “coco”?. Por el otro lado, hay una tercera persona, que por experiencia y visión, le plantea opciones al primero para poder soltar sus lastres, desaprender aquello que ya no le es de utilidad, honrando la aportación positiva que tuvo en su momento, y además, aprender a aprender nuevas habilidades, desarrollar capacidades y crear nuevas creencias acordes a su esencia y a tono con sus situaciones actuales y sus planes de vida.
Lo que hay que tener presente, en cada momento de cambio, es que al final de cuentas, son las personas que están adentro quienes hacen sus cambios y ajustes.
"Vive la vida como si hoy fuera el último día de ella, y gózala como si fuera el primero” – Alfredo Pérez Venegas.
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