En la vida diaria, la palabra "dominio" quiere decir dominar -o tener poder- sobre las personas, sobre las cosas, e incluso sobre los eventos, aunque con una connotación negativa.
Sin embargo, tiene también admite una significación más positiva. Por ejemplo, hace referencia a un nivel especial de destreza. Un pianista de conciertos no ejerce poder sobre el teclado, más su dominio de las teclas lo lleva a la interpretación excelsa de la intención del autor. De la misma manera, el dominio personal sugiere un nivel especial de destreza de nuestras habilidades y recursos, internos y externos, en cada situación de nuestras vidas, en lo personal, lo profesional y todas y cada una de nuestras "esferas de la vida".
¿Cómo se consigue el dominio personal?
Iniciando –como sabes- con una decisión, que se transforma en un compromiso de cada quien con su propio crecimiento. Este compromiso lo materializamos trabajando en puntos específicos:
· Visión: ahondar en el propósito que fundamenta nuestras visiones y metas. Una visión es un sueño que transformamos en realidad al poner plazos de ejecución para lograrlo.
· Fluidez: ver la "realidad actual" como una fuerza a nuestro favor, más que como un enemigo. Fluir con las fuerzas del cambio trabajando con ellas en vez de oponerles resistencia.
· Conexión: estar conectados con otras personas y con la vida misma. Al tiempo de hacer esto, desarrollar nuestra singularidad, siendo parte de una evolución creativa más amplia, en la que procuramos influir positivamente.
Como nos damos cuenta, el dominio personal es una característica de madurez, y esta nos lleva a vivir y defender nuestros valores, comprometernos con metas dirigidas a la trascendencia, y buscando permanente la mayor apreciación de la realidad. Como hemos platicado, toda decisión que ponemos en acción, implica crear nuevos hábitos y a la vez romper con otros. En este caso hablamos de abandonar el "echarle la culpa al otro". Hablamos de la verdadera independencia, a nivel emocional y mental, para continuar nuestro crecimiento. En el sentido de estos días, que celebramos un nuevo aniversario de la independencia de nuestro país (habrá que preguntarnos que tan independientes somos, hacia afuera y hacia adentro) es muy válido, es más, es muy necesario cuestionarnos que tan independientes somos como personas, y de ahí examinar que tan satisfechos nos sentimos con el nivel de nuestra participación personal en la solución de los problemas de nuestras comunidades. Que nos quede bien claro, el dominio es utilizar nuestras fortalezas y habilidades para solucionar y mejorar nuestra calidad de vida y de las comunidades en las que vivimos.
El dominio de nuestra vida empieza, creo yo, cuando empezamos a hacer uso de nuestra voluntad, es decir, cuando dejamos de "dejarnos llevar" y empezamos a elegir adecuadamente para alcanzar las metas forjadas en nuestra vida. Para ello, claro, habrá que trabajar en los puntos específicos que el texto menciona.
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